
Riesgos de la respiración oral
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La nariz es el órgano encargado, ya que produce las siguientes funciones durante la respiración: conducción del flujo aéreo, filtración del aire, humidificación, calentamiento o enfriamiento del aire, actividad microbiana, actividad antivirótica, olfacción y fonoarticulació.
Pero, por diferentes causas, no siempre se realiza una respiración nasal y se hace uso de la respiración oral. Debido a factores obstructivos de las vías respiratorias superiores (nariz) como son los resfriados, procesos alérgicos, inflamaciones o desvíos de tabique nasal, la respiración necesita una vía secundaria que es la boca.
Este recurso es esencial para poder respirar cuando hay impedimentos, pero hay que vigilar que no sea un proceso recurrente en nuestros niños. Muchas veces no somos conscientes del tipo de respiración que usan los niños, pero hay una gran incidencia de casos de niños con respiraciones orales.
Un hábito prolongado de respiración oral puede producir alteraciones tanto en el ámbito dentario como deglutorio. Cuando se produce la respiración oral la boca permanece abierta durante muchas horas, lo que propicia una hipotonicidad de los músculos de la cara. La lengua adopta una postura y tonicidad incorrecta dentro de la boca afectando el crecimiento de los dientes.
Tener la lengua en una postura inadecuada desencadena un proceso de deglución atípico que afecta directamente a la oclusión dentaria, nos podemos encontrar con mordidas abiertas, protussió de los dientes hacia delante y sobremordida. También, se debe tener en cuenta, que la boca no realiza todas las funciones de la nariz durante el proceso de la respiración, por lo tanto, el aire inspirado no se filtra ni presenta las condiciones adecuadas.
Es importante reconocer qué tipo de respiración realizan los niños y diagnosticar el factor que lo está produciendo. En muchos casos, el factor obstructivo desaparece, pero el hábito de respirar por la boca permanece. Desde el ámbito de la logopedia se hace un trabajo muscular y de motricidad orofacial, de asesoramiento y coordinación con otros especialistas para corregir este hábito. Cuanto antes se detecte, antes se podrán evitar alteraciones futuras.
Estefania Ruiz Pérez
Logopeda